Mi primera casa:
Mi primera casa fue un sitio bien calentito y redondo, en el que sin preocuparme por nada, hasta me alimentaron a diario.
En esa, mi primera casa, pasé las horas durmiendo o nadando. Porque mi casa, que era redonda, estaba toda llena de agua. Así que solo, tuve que ocuparme de flotar.
Viví en ella por nueve largos meses, hasta que un día, sin pedírselo a nadie, abrieron la puerta y un fuerte impulso me empujó hacia afuera.
Tan grande fue el susto que pasé, que aún recuerdo haber llorado mucho y fuerte. Tanto que quienes me rodeaban comenzaron a reír.
Algunos decían cosas graciosas y otros, apurados limpiaban mi cuerpo.
__ Es un varón. Fue lo primero que escuché decir.
__ Vamos pequeño, cállate ya, te pondremos cómodo y limpio. Dijo una señora, a quien recuerdo envolviéndome en algo suave, con rápidos movimientos.
Asustado, con frío, y entre tantas personas que sonreían o hablaban, solo reconocí una voz familiar a la que le escuché decir susurrando como si estuviese cansada:
__ ¿Está bien? ¿No le falta nada? ¿Es varón? ¿Lo puedo ver? Por favor déjenme cargarlo.
La señora que me envolvía se detuvo y me entregó a los brazos de quien pedía sostenerme.
Reconocí entonces un agradable olor a mi casa, y pude ver el rostro más bello y sonriente de cuantos ya conocía. Feliz, entre aquellos dulces brazos, pensé que había vuelto a mi casa.
Casi dormido sentí a la voz susurrante decir:
__ Míralo Jorge, es nuestro bebé. Se llamará como tú y le diremos Jorgito. ¿Ves que hermoso es?
Como nadie contestó, no me molesté en abrir los ojos, puesto que tuve una nueva preocupación.
___ ¿Qué quería decir la susurrante y cansada voz con eso de: “es nuestro bebé”?. Yo no era de nadie, ni les había pedido que me sacaran de mi casa en la que crecía feliz.
Sin tiempo para averiguar aquellas palabras, apenas sin saber nada de quienes me miraron con tanto amor, otros brazos me cargaron, y una voz que perturbó mi sueño, exclamó alto y rápido:
___ ¡Con el signo de Piscis, ha nacido un varón saludable y vital!.
Estaba claro, ese era yo: Jorgito López García.
Mila, que lindos tus escritos, felicidades!!
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