octubre 17, 2013

Ruperta la rana que no sabía leer

En un pequeño charco de un lejano lugar llamado Truakaté vivían tres ranas viajando de una orilla a otra sobre las hojas que caían en la charca. Rania, la mayor, Renata la del medio y Ruperta la más pequeña de las tres hermanas. Una mañana Ruperta encontró flotando en la charca, una hoja grande con un hermoso dibujo. Llena de curiosidad, preguntó a sus hermanas dónde quedaba el lugar que aparecía pintado en la hoja. Pero no le supieron responder porque nunca habían salido de la charca. Ni siquiera para ir a la escuela. Ninguna de ellas sabía ni leer. Un día llegó a la charca un caballo ansioso de sed. Ruperta le ofreció cuánta agua quisiera beber a cambio de que la llevara a conocer el mundo. Viajaron días, meses y años enteros por campos y ciudades, visitaron pueblos, casas y sembrados. Conversaron con cuantos animales en el camino encontraron. Y así fue cómo Ruperta descubrió que para conocer el mundo, debía aprender a leer y a escribir. Entonces le pidió a Lucero su compañero de viaje que la llevara a la escuela, pero Lucero le dijo: __No quiero, estoy cansado y viejo. Ya no puedo cabalgar. A la mañana siguiente Ruperta sin despedirse de nadie se marchó, tenía mucho que saber. Volvió a recorrer los campos preguntando a todos dónde encontrar una escuela para aprender. La mariposa le dijo: Pues yo, nada sé. El XXX mirándola sonriente le respondió: __ y a ti que falta te hace leer y escribir. El tigre rugiendo desde lo alto de una montaña con desprecio le gritó: __ No seas vanidosa poca falta te ha de hacer, lo que quieres aprender. Ruperta decidida a conocer mejor el mundo, saltó por una ventana, a la casa de Anita una niña perezosa a la que para nada le gustaba estudiar. Cada día al acostarse Anita, Ruperta sacaba los cuadernos de la mochila y después de estudiar la clase realizaba los ejercicios de la tarea. Anita perezosa como era entregaba cada día los cuadernos para que la maestra los revisara, feliz porque nadie tenía quejas de ella sin enterarse siquiera lo que estaba sucediendo por las noches en su cuarto. Un día satisfecha Ruperta de cuanto ya de este mundo sabía, se marchó de nuevo a su charca. La maestra mandó a buscar a los padres de Anita y les contó lo sucedido: ¡Anita había vuelto a ser “la perezosa”! Los padres para que la niña no se quedara sin saber cuánto de interesante podemos aprender en la escuela, le contaron la historia de una valiente rana llamada Ruperta quien había viajado el mundo entero porque solo quería aprender. Desde entonces Anita decidió ser tan valiente y estudiosa como la rana Ruperta, sin sospechar que gracias a ella era Ruperta la rana más inteligente y estudiosa del mundo.

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