Es domingo estamos de descanso, no haremos tareas porque las hicimos ayer en la mañana así que sin más me dedicaré a lo que más me gusta, regar las flores del jardín.
Mientras admiro cuánto han crecido las Gardenias, los Geranios y las Rosas, siento a mi espalda la tierna voz de Marga, la abuela de Teca.
No quisiera equivocarme pero parece algo molesta cosa inusual en ella. Así que como es de suponer afino las orejas y pongo el oído en punta:
_Llevo rato esperando por ella, es una niña cariñosa, buena si pero su imaginación vuela tanto, que a veces me asusta_.
Mi madre por supuesto callada asistía a lo que para mí era un monólogo de Margara la abuela de Teca, Bibliotecaria de nuestro pueblo, quien sin apenas tomar aliento continúo mirando fijo a mi madre.
_ No se ya dónde buscarle...._ y sin más siguió su camino.
Mi madre me miró con reproche segura que algo tendría yo para decir. Pero no es así en la mañana estuve con Teca pero ahora mismo, no imagino donde pueda estar.
_ Si madre ya sé, saldré a ver si puedo encontrarle_
Tomé los caminos de siempre, el trillo de Nomeolvides que entre todos los pequeños sembramos el año pasado y que lleva directo al río, es el camino que más nos gusta. Lleno de grandes piedras grises, blancas y rosadas que se pierden entre una fina arena.
A cada lado de este trillo la hierba fina crece sin orden voluntariosa dejando ver unas florecillas malvas de 4 pétalos que crecen silvestres y a las que Teca a ido nombrando cuando atravesamos el trillo. Solo ella las conoce y nunca se equivoca cuando las saluda nombrándolas.
Faltándome aún para llegar al descubierto que da al río sentí la voz de Teca.
Si mi madre me hubiera visto llegar tan directo a su encuentro aseguraría que yo sabía en que pasos andaba la cuentera. Más juro que no la imaginé en el río.
Sentada a la orilla y con ambos pies en el agua conversaba tan tranquila con alguien como si nada.
Escuchen ustedes lo que yo escuché y les quiero contar, la cuentera decía:
_ Sabes Jorgito los ríos son hijos de los océanos no son los más pequeños, sus hermanos chicos son los arroyos y los mayores los mares. Por eso todos corren a encontrarse con su madre Océano. En Europa y en Asía hay más mares que en América donde solo existen 17. ¿Los ríos? Ah los ríos son tan pícaros que a veces se unen con sus hermanos los lagos o arroyos y se van de paseo muy lejos juntos de un país a otro_.
Como siempre busqué por todos lados tratando de conocer al tal Jorgito y como siempre me quedé con las ganas porque allí no había nadie más. Un río el único del pueblo Teca y yo que ya casi estaba junto a ella.
Así que sin más tocándola por los hombros intentando asustarla interrumpí su loca charla:
_ Tecaaaa, tu abuela te busca por todo el pueblo y tú aquí tan tranquila hablando sola como siempre_.
_ ¿Sola yo? ¿Qué dices? Ahora mismo en este instante Jorgito ha salido corriendo hacia allí._ contestó sin asombro señalando al trillo que acababa de caminar yo. Nuestro trillo.
_ Escucha Teca, no soy Alberto, ni José Rolando, ni Anastasia, ni Ana Paula mucho menos Mari Pili, que soy yo Teca. ¡YO!
_ Si ya sé que eres tú ¿qué pasa con eso?_ contestó mi amiga como si nada.
_ Que por el trillo acabo de llegar y no había nadie en él, basta ya de cuentos y mentiras, en el trillo de las malvas nadie más que yo había hace un instante.
Ya les he contado que no solo es mentirosa o fantasiosa o fastidiosa. También es testaruda, así que siguió con lo mismo.
_ ¿Te lo cuento? hablaba con él de los ríos. Le he contado a Jorgito que los ríos son más buenos que los mares y que por eso son dulces, mientras los mares hermanos mayores de los ríos, son salados y que el río más largo del mundo es...
_ ¡El Amazonas! Si ya lo sé_ contesté molesto bien molesto, aunque ella sin dejarme seguir me interrumpió.
_ ¿Ves? Nos escuchabas si no como sabes de lo que hablaba_
Serio muy serio la miré pero en su cara se dibujaba la sonrisa de los triunfadores, así que decidí dejarla y volver al pueblo.
Cuando molesta emprendí el regreso ya lejos de ella le escuché decir:
_ Jorgito me voy, mañana nos vemos para seguir la historia de los ríos. No te olvides eh_.
Ahora ya se lo conté a ustedes para que vean que no es por gusto que a Teca en todo el pueblo la llamen “La Cuentacuentos”, bien merecido que lo tiene. ¿Verdad que sí?.